Tito Livio era un niño de 8 años, vivía en una población lejana de Colombia en compañía de su familia, debido a la violencia vivida en este lugar, tuvieron que irse a la ciudad. Él estaba muy triste porque ya no tenía a sus amigos, su mascota, ni su casa; en cambio encontró una ciudad fría con gente malhumorada y un poco peligrosa, además, al llegar allí tuvieron que vivir en un cuarto muy pequeño.
Tito ingresó a un colegio público, donde sus compañeros se burlaron de su forma de hablar y de vestir. Con suerte no todo fue tristeza para él, encontró una gran amiga llamada Eleanor quien le contó acerca de los derechos que tienen todos los hombres y niños; ella lo invitó a que conociera su historia y comprenderla
Tito quedó muy sorprendido al descubrir todo aquello a lo que, no solo él, sino toda su familia tenían derecho y no se cumplía, pues vivían de manera muy precaria; así que decidió que era importante que su familia también lo supiera para así poder pelear para mejorar su condición.
